VIERNES VII SEMANA DE PASCUA

VIERNES VII SEMANA DE PASCUA

HECHOS:
– Lo que más nos interesa de la primera lectura del día de hoy es como Festo resume la discusión entre Pablo y los judíos. Se trata de asuntos de religión: «un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo». Este podría ser el resumen de lo que vive el mundo de hoy con Jesús, si que se aprecia en cierta medida la figura de Jesucristo, pero no se le acoge como Señor y Dios en la vida, sino que se le tiene al margen de la propia vida, y no se cree que está vivo y resucitado, y que quiere venir a salvar a cada ser humano.
– De cada uno de nosotros se tendría que poder decir que sí creemos en este Jesús Resucitado, y que es Él quien da sentido a nuestra existencia y a nuestro día a día. Sino no hemos dejado que la Pascua pase por nosotros, y no nos hemos dejado revestir de Cristo, y ser y vivir como hijos en el Hijo.

SALMO:
«El Señor puso en el cielo su trono».
Bendecimos yo al Señor por su grande, por su nombre santo, pero sobre todo por su Bondad, Dios siempre se entrega por nosotros, para salvarnos y defendernos en las dificultades contra los enemigos.

JUAN:
– Esta escena es una gran lección para san Pedro y para nosotros. San Pedro después de haber prometido a Jesús que no lo abandonaría jamás, le ha negado tres veces, ahora es Jesús el que le pregunta por tres veces, y a lo que san Pedro responderá con muchas más humildad, y sin ostentación, ya no añade ningún más que los demás, ni nada por el estilo. Esto también nos pasa a nosotros que hacemos promesas al Señor que luego no somos capaces de cumplir y necesitamos que sea el Señor el que nos guarde y nos guíe cada día, y sobre todo el que nos lleve a reconocer su Amor misericordioso y vivir de su perdón.
– Lo mismo que le ha pasado a san Pedro nos ha pasado a nosotros, también nosotros hemos negado al Señor, quieras no con tanta solemnidad como san Pero, pero tenemos la ocasión de dejar el pecado y pedirle a Jesús que reafirme nuestra fe y nuestro amor, para ya no vivir en nosotros mismos, sino en un seguimiento más fiel y radical al Evangelio de Jesús en toda nuestra vida.
– Que nuestra respuesta de hoy sea, Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo, Tú sabes tel deseo que tengo de amarte y de vivir en tu voluntad, ayúdame porque solo no puedo necesito el don del Espíritu Santo, de tu Amor.

MAría, Madre llévanos a vivir en el Espíritu de tu Hijo. Amén.

Un pobre sacerdote +++

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