Orden Sacerdotal

El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico. Comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1536)

En el servicio eclesial del ministro ordenado es Cristo mismo quien está presente a su Iglesia como Cabeza de su cuerpo, Pastor de su rebaño, Sumo Sacerdote del sacrificio redentor, Maestro de la Verdad. Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote, en virtud del sacramento del Orden, actúa in persona Christi Capitis (cf LG 10; 28; SC 33; CD11; PO 2,6) (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1548)

El sacerdocio ministerial no tiene solamente por tarea representar a Cristo –Cabeza de la Iglesia– ante la asamblea de los fieles, actúa también en nombre de toda la Iglesia cuando presenta a Dios la oración de la Iglesia (cf SC 33) y sobre todo cuando ofrece el Sacrificio Eucarístico (cf LG 10). (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1552)

Para más información dirigirse a los sacerdotes de la parroquia o entrar en la página web del Seminario Diocesano de Getafe. http://www.seminariodegetafe.com

Oración por las vocaciones sacerdotales de la Diócesis de Getafe

Señor y Dios nuestro, que has prometido dar a tu pueblo “pastores según tu
Corazón”, te pido que bendigas a mi diócesis de Getafe con la vida y el
ministerio de muchos sacerdotes santos.

En comunión con mis hermanos y en sintonía con toda la Iglesia, te presento
esta petición consciente de la urgente necesidad que tenemos de estos
sacerdotes y poniendo toda mi confianza en tu inquebrantable fidelidad.
Extiende tu mirada compasiva sobre nuestras parroquias, nuestras familias,
nuestras comunidades y nuestros ambientes y, conmovido por nuestra
indigencia, concédenos en abundancia pastores buenos que prolonguen entre
nosotros el sacerdocio de tu Hijo.

Tú sabes que los necesitamos para que nos anuncien tu Palabra, nos
santifiquen con los sacramentos y nos conduzcan hacia Ti. Tú conoces también
el deseo ardiente de tu Hijo Jesucristo de seguir ofreciéndose por todos los
hombres y de hacerles llegar, de manera personal y eficaz, su amor redentor.

Junto con esta súplica, te presento la ofrenda de mi vida, para que
dispongas de mí según tu voluntad. Me ofrezco en total disponibilidad a todo
lo que quieras pedirme, para que el mundo sea evangelizado y Tú seas
glorificado ahora y por los siglos de los siglos.

Amén.