LUNES XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

LUNES XXVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

ZACARÍAS:

  • Lo que parece imposible a los hombres es posible para Dios porque ha decidido liberar a su pueblo y renovar la Alianza, ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Los proyectos De Dios son siempre salvadores, proyectos de vida y renovación. Siempre está dispuesto a empezar de nuevo y nos invita a que también nosotros colaboremos.
  • El profeta muestra el futuro de una comunidad que vuelve a apreciar los valores en que siempre se había creído, y que vuelva a Jerusalén. Sea cual sea la situación en que nos encontremos personalmente o como iglesia, siempre es posible con la ayuda De Dios, la reconstrucción de la vida según la Alianza.

SALMO:

«El Señor reconstruyó Sión y apareció en su gloria».

El salmo prolonga el tono de esperanza, pues el Señor quiere reconstruir su pueblo, y se fija desde el cielo en la tierra para escuchar las necesidades de los más pobres, y levantarnos de nuestras tribulaciones.

LUCAS:

  • Los discípulos igual que nosotros, andamos atareados con pensamientos del mundo, en esta ocasión sobre quien es el más importante. Cuando aparecen estos evangelios en los que los discípulos se muestran tan tendentes a lo mundano, me lleva a reflexionar sobre cuánto hay de mundanidad en mi vida, y cuánto tiene que hacer Dios; pero a la vez me enseña a no conformarme con las cosas terrenas, sino a buscar de verdad el cielo.
  • Jesús responde a este alarde de ser importe colocando a un niño en medio, e invitando a quien lo acoge, lo acoge a Él. Jesús siempre prima la pequeñez, pues es el camino para poder caminar hacia el cielo, es el camino que Él ha recorrido, el de la pequeñez, la humildad, la pobreza…. Y este es el camino que debemos seguir, como diría la madre Teresa de Calcuta, ser el último, ser pobre entre los pobres; de este modo Dios puede obrar en nosotros.
  • Justo después de explicar esto Jesús, los apóstoles ven a uno que expulsa a los demonios en nombre de Jesús, y los apóstoles no se han enterado de nada, pues deberían alegrarse porque el Espíritu Santo estaba obrando con poder.

María, llévanos a la pequeñez, a la humildad, a la pobreza, para así dejarnos llenar del Espíritu Santo y pueda hacer su obra en nosotros. Amén.

Un pobre sacerdote +++

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