DOMINGO III TIEMPO ORDINARIO
ISAÍAS:
El profeta da ánimos a su pueblo con el anuncio de un futuro mucho mejor. Era este en verdad un pueblo sumergido en tinieblas, falto de alegría y esperanza. Pero se les anuncia tiempos en que de las tinieblas se pasará a La Luz, de la tristeza a la alegría, de la esclavitud a la liberación.
SALMO
«El Señor es mi luz y mi salvación»
Seguimos con el camino de La Luz y de la alegría, puesta siempre en el Señor, que es La Luz del mundo, y la fuente de toda alegría. En el Señor tenemos luz, alegría, paz…, porque de Él viene la salvación.
Saber vivir junto a Dios porque en Él no hay temor, no hay tinieblas, no hay duda…, Él es nuestro escudo, nuestro refugio, nuestra luz y nuestra salvación.
1 CORINTIOS:
San Pablo aborda de lleno el tema de la unidad y la división, que tiene todavía más sentido dentro del octavario de la unidad de los cristianos que estamos llevando a cabo. ¿A quién seguimos, quién es nuestro Rey y nuestro Salvador? Sólo uno tiene poder para traer la salvación, Dios, Jesús, entonces sólo uno puede ser nuestro Rey Jesús, y todos debemos vivir bajo su reinado de Amor amándonos los unos a los otros. Todos debemos decir SOY DE CRISTO, que es quién ha muerto por todos.
MATEO:
En Cafarnaún la primera consigna que Jesús predica es «convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos». Es poner más el corazón en las cosas que nos conducen a Jesús, y así acogerle plenamente en nuestro corazón, y que cambie todo lo que no sea de su agrado.
Después llama a seguirle a los primeros discípulos, dos parejas de hermanos. Los cuatro «dejaron sus redes y le siguieron». Jesús sigue predicando, proclamando el Reino y curando a las personas de sus enfermedades y dolencias.