SÁBADO XVIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
DEUTERONOMIO:
– Es digno de ser vuelto a leer despacio el Shemá: «Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.» Estas palabras son el gran tesoro que no puede olvidar el israelita piadoso, y que no debe olvidar tampoco el cristiano que quiera vivir de cara a Dios y de cara al prójimo.
– Moisés no quiere que el pueblo se olvide del Señor, y de su amor entrañable. Por eso la invitación a grabarlo en los corazones con este texto tan necesario para nuestra vida. Y que lleva a una consecuencia, a Amar a Dios, no sólo a obedecerle, o temerle, o intentar aplacarle. Amarle. Es la única respuesta al amor inmenso que Dios ha mostrado a su pueblo, hay que amar a Dios con todo el corazón, con todas las fuerzas…, no hay que escatimar en nada para entregarnos totalmente al Señor.
SALMO:
«Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.»
Que bueno es saber y vivir con el Corazón y la vida puesta en el Señor, que es nuestra roca, nuestro alcazar, nuestro amor y Señor. Pues al recitar el salmo de hoy que de verdad descansemos todo nuestro ser en el ser del Señor.
MATEO:
– Jesús se encuentra con sus discípulos que no han podido curar a un epiléptico, no han podido expulsar el demonio que lo tenía apresado. Jesús les atribuye el fracaso a su poca fa. No han sabido confiar en Dios. Si tuvieran verdadera fe, nada les sería imposible. Después, increpó al demonio y salió, y en aquel momento se curó El Niño.
– Cuantas veces nosotros también fallamos al Señor por falta de fe, pues tendemos a poner la confianza en nuestras fuerzas, en los medios, en las instituciones. No planificamos con su ayuda, y no invocamos la acción del Espíritu Santo, para que haga su obra en nosotros, y sin el Señor no podemos hacer nada. Apoyados en Él, con su ayuda, con un poco de fe, fe auténtica, curaríamos a más de un epiléptico de sus males, y muchos demonios saldrían. Si confiáramos en las obras que el Señor es capaz de hacer por nosotros y en nosotros, veríamos su gloria, y las obras magnificas que es capaz de hacer en y por nosotros.
María, Madre que amemos como tu a Jesús. Amén.
Un pobre sacerdote +++