MARTES XI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
2 CORINTIOS
– El mismo Jesús que siendo rico, se hizo pobre, para que nosotros, con su pobreza seamos ricos. Es impresionante este abajamiento de Jesús para que nosotros podamos llegar a gustar los bienes del cielo, y a ser ricos no según lo material sino sobre todo en lo espiritual.
– Hoy es una llamada a la generosidad para con los que son más pobres que nosotros en algo. Es hacerse cercano al prójimo y ofrecer la vida por él. Por eso San Pablo que invita a la colecta que se está realizando, dice que no sólo dieron un donativo, sino que se ofrecieron a ellos mismo, este es el verdadero donativo que le agrada a Dios, ya que Dios no quiere sacrificio y holocaustos sino la ofrenda de la vida, ofrecer la vida al amor misericordioso.
– Por otro lado deberíamos reflexionar y practicar mucho más decididamente la comunicación cristiana de bienes. Esto es tenerlo todo en común, entregarnos totalmente, darnos a nosotros mismos haciendo lo que podías y más de lo que podías. La actitud de apertura y solidaridad con los demás debe caracterizar a los seguidores de Jesús.
SALMO:
“Alaba, alma mía, al Señor”.
En el salmo alabamos a Dios por que mantiene su presencia con nosotros, y nos salva; pero a la vez es una llamada a esperar en el Señor. Es un vivir en la presencia del Señor, que siempre está presente en nuestra vidas, y por esta divina presencia alabarle y darle gracias con un corazón henchido.
MATEO:
– Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen. Dios es bueno con todos hace salir el sol sobre malos y bueno, y manda la lluvia a justos e injustos. A mi me impresiona siempre este pasaje del Evangelio, porque me hace entender muy bien que el Señor es bueno con todos, y que quiere que todos los hombres se salven, pues les ama entrañablemente a todos sin distinción. Es una llamada a cada uno de nosotros a amar del mismo modo, a Amar siempre, y a superar nuestros rencores, egoísmos y bloqueos, y dejar que el Amor reine en nuestro corazón por siempre.
– Si sólo amamos a quien nos ama, y saludamos a quien nos saluda, y tratamos a quien nos trata, esto es muy fácil, pero nosotros amemos siempre, y tengamos un corazón amable y tierno con todos, incluso con quien nos desprecia. Esto sólo es posibles a imitación del Señor, y con el Señor presente en nuestras vidas.
María Madre enséñanos a Amar a todos, siempre y en todo momento y en toda circunstancia de nuestra vida. amén.
Un pobre sacerdote +++