MARTES XXIX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
EFESIOS:

- Por la salvación del Señor somos un sólo pueblo en Él, y esto hace que todos estamos unidos por el mismo Jesús, por lo tanto no estamos unidos pro afinidades humanas, o por nuestro criterios, sino por Jesús, Él es nuestro centro y nuestra vida. Como dice la carta es Él quien ha hecho posible la reconciliación: “uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en Él al odio.”
- Este texto hoy nos invita y es una llamada profunda a que tengamos un espíritu más universal y ecuménico, que no podemos considerara a nadie extraño en esta familia. Por eso podríamos preguntarnos: ¿tenemos un corazón capaz de comprender y dialogar con los que piensan distintos de nosotros, seguramente con la misma buena voluntad que nosotros? ¿Acogemos a los alejados, a los ue son distintos?
SALMO:
“El Señor anuncia La Paz a su pueblo.”
Es el amor del Señor que hace posible La Paz, es su misericorida, su fidelidad, su justicia, su bondad…., por lo tanto vivamos en Él que nos dará lo que más conviene, del modo que más conviene, pero no según miras humanas sino según Él.
LUCAS:
– Hoy nos dice el Magnificat (librito de oración): “Bienaventurados aquellos criados” ¿De qué manera podemos mantenernos vigilantes? A través de la apertura de corazón a la voluntad De Dios, de la disponibilidad de nuestra alma a las indicaciones De Dios en nuestra vida. A través de la escucha atenta de la palabra, de la recepción de los sacramentos, de la práctica de la oración personal, disponemos nuestro corazón para orientarnos a Dios. Que resumen más práctico de la vida cristiana según el evangelio de hoy, no podía no poderlo.
– La Vigilancia, la actitud de espera activa y despierta que él pide a los suyos, es el objeto del Evangelio de hoy. Vigilancia tanto para le momento de nuestra propia muerte, como para la venida cotidiana del Señor a nuestra vidas, en su palabra, en los sacramentos, en los acontecimientos, en las personas. Si estamos despiertos, podemos aprovechar su presencia. Si estamos adormilados, ni nos daremos cuenta.
– “Tened ceñida la cintura”: postura de los judías al emprender el viaje del éxodo. Postura del que está disponible para emprender algo, sin aletargarse ni quedar instalado, con ánimo conformista, en lo que ya tiene.
– “Y encendidas las lámparas”, con el aceite de la fe, la esperanza y la Caridad.
María, intercede por nosotros y concédenos un corazón Vigilante. Amén.
Un pobre sacerdote +++