MIÉRCOLES I SEMANA DE CUARESMA
JONÁS:
– Cuando uno es movido a la verdadera conversión, tiene que colocar su corazón según Dios y abandonar el pecado y otras prácticas que nos separan De Dios, de este modo alcanzaremos misericordia, pues Dios se conmueve ante un corazón que se mueve hacia Dios reconociendo quien es y cómo esta viviendo y que quiere cambiar.
– El profeta Jonás, que va a Nínive por obligación, y no por devoción, muestra cómo los paganos, desde el rey hasta el ganado, hacen caso de la predicación que les da y se convierten, mientras que Israel, el pueblo elegido, a pasear de tantos profetas que se van sucediendo de parte De Dios, no les hace caso. Esto también nos puede pasar a nosotros que Dios nos esté invitando a la verdadera conversión, y nosotros sigamos a nuestras cosas, y pensando que los que tienen que cambiar son otros.
SALMO:
«Un corazón quebrantado y humillado, oh, Dios, tú no lo desprecias»
Este salmo es como la oración de nuestra cuaresma, pero sobre todo la antífona que repetimos, tener un corazón quebrantado y humillado, que es un corazón arrepentido, que sabe quien es él, y quién es Dios, y que acude a su Dios para que lo renueve, los restaure, y para vivir ya no de si mismo, sino de aquel que le da vida.
LUCAS:
– El Señor necesita un corazón que le escuche y le acoja para convertir el corazón, debemos por eso escuchar la palabra De Dios y corresponderle, el Señor nos está dando tiempo de conversión, no dejemos de vivirlo bien. además la Palabra De Dios de la Cuaresma esta tan cuidada y nos hace tanto bien, que debemos tener un corazón que la acoja día a día; y recorrer de este modo el camino que nos marca Dios por medio De la Iglesia.
– Escuchamos la palabra de uno más sabio que Salomón y más profeta que Jonás, ¿le hacemos caso? ¿Nos hemos puesto ya en camino de conversión? Estamos convencidos de que somos pecadores y de que necesitamos convertirnos.
– Vivamos el cambio de mentalidad que nos pide Dios en esta cuaresma. La Palabra De Dios nos está señalando caminos concretos, un poco más de ayuno, más apertura a Dios por medio de la oración, y el cuidado de la caridad con el prójimo. Cuidemos de verdad renovar nuestro corazón para poder Amar de verdad.
María Madre llévanos a vivir una verdadera conversión. Amén.
Un pobre sacerdote +++